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En el vasto universo del Internet de las Cosas, miles de millones de dispositivos inteligentes se integran en la vida humana con una densidad sin precedentes. Sin embargo, tras este deslumbrante panorama tecnológico, un oscuro "agujero negro de resistencia" se expande silenciosamente, absorbiendo silenciosamente el parpadeo de las señales, interrumpiendo el flujo de datos y convirtiendo lo que deberían ser conexiones inteligentes ilimitadas en lamentables silencios. Hoy, estamos utilizando una profunda revolución en la ciencia de los materiales para arrojar el primer rayo de luz en esta oscuridad.




